Ustedes, ¿No!
Ustedes.
sudacas
yankis
gringos
otros
rojos
judíos
turkos
otros
chinos
koreanos
ponjas
otros
católicos, protestantes, musulmanes, otros
negros
amarillos
blanquitos
otros
bolitas
paraguas
perucas
otros
shillenos
gallegos
yoruguas
otros
cabecitas
villeros
piqueteros
okupas
otros
peronachos, radichetas, comunistas, troskos, otros
sidosos
obesos
adictos
otros
enanos, bizcochos, mogólicos, otros
maricas, putazos, traga sables, otros
renguitos
pelados
cieguitos
otros
gordas, chismosas, trolas, otras
histéricas, perras, prostitutas, travas, otras
locos, tarados, esquizofrénicos, otros
niños bien
chetos caretas
pibes chorros
otros
Ustedes, ¡NO!
¿Yo?, Yo, tampoco.
Rafael Sturla es mi nombre
tengo ya más de cuatro décadas vividas
no fundé familia
no tengo mujer ni hijos
no tengo novia, amigovia, ni amante
Me gustan las mujeres y nunca pagué por sexo
Soy heterosexual y apoyo iguales derechos civiles para todos
No tengo casa propia
No tengo título profesional
No tengo auto, moto, ni cuanta bancaria
Sólo tengo
más de tres mil libros en mi biblioteca
demasiados poemas de mí autoría
una docena de cuentos y relatos
tres novelas terminadas, corregidas e inéditas
A mí, ¿cómo me llamarán?
¿Bicho raro, puto, pajerito,
guacho, perdedor, inadaptado,
mediocre, don nadie, inútil?
Nuestras palabras matan, ¡Crean desigualdades!
Hacen más feo el mundo/
menos amables las calles
¿Hasta cuándo seremos homicidas apelativos? ¿Hasta cuándo?
Las palabras que no nos matan, no nos fortalecen:
pueden dejarnos más débiles, más encerrados, menos nosotros.
La preguntas es la misma: ¿Hasta cuándo?
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