sábado, 28 de enero de 2012

"El borde de Ítaca en las sombras del sueño". Tres poemas míos para evocar a Ulyses.




LA SOMBRA DE ÍTACA
en el borde
de esa deforme moneda
en la alforja
de degastado cuero

Ambos recuerdan y extrañan
un atardecer allí

El borde de la sombra
de un sueño:

él siempre es ausencia
ella cada noche es espera

***************

AHORA YA NO ES EL GUERRERO
Ahora es tan sólo un hombre

Y se sabe mortal,
aunque su aura
señala lo contrario

Fue herido
con la muerte de sus amigos

Con este lamento
zarpa, ahora, Ulyses

¿Hasta dónde llegará?
¿Volverá a pisar
el suelo de su tierra?

Ha zarpado, ya,
arriesgándose
a oscuras travesías

A nosotros,
que no aceptamos su desafío,
nos queda este Continente
que sólo deja escuchar
leyendas de temores
abismos, clausuras

***************

DEJÓ SU HOGAR
Fue. Luchó. Guerreó.

Vio amigos morir.
Vio dioses competir.
Vio muertes en demasía.

Se le agotó el alma/
escuchó el llamado.

Viajó de regreso.
Venció a Cirse/
el canto de las sirenas,
monstruos no imaginados.

Llegó a la costa de su hogar.

Pisó el suelo suyo,
de su pie quedó la huella.

Estaba de nuevo en casa:

el resto sería tejido de la memoria.


Rafael Sturla.
San Telmo. Distrito Federal. Enero de 2012

sábado, 21 de enero de 2012

"País de Hadas", de Edgar Allan Poe.



DUELE. Duele. Sí, duele: la vida de EDGAR ALLAN POE duele. Genial, sensible, débil. Criado dentro de una familia que no le pertenecía: conoció, muy pronto, lo que es ser el hijo no querido, no deseado. El mundo le fue hostil: la sociedad de su tiempo. De ella, entre los hombres, supo, muy rápido y demasiado joven, que significa ser el artista "maldito".
ALIVIA. Alivia. Sí, alivia saber que además de las hostilidades, las privaciones, las burlas, conoció el amor cristiano de las mujeres que a su turno le dipensaron cuidados: para el cuerpo y el alma.
INSPIRA. Inspira. Sí, inspira saber que pese a todo --a la pobreza, el alcohol, su débil vida quebrada-- tuvo la suficiente voluntad para escribir: los cuentos, perfectos, que lo llevaron a ser considerado uno de los padres del cuento moderno (junto a ANTON CHEJOV y GUY DE MAUPASSANT).
Pero, además, escribió poesía, lo que es casi desconocido para el gran público que, sólo leyó o escuchó hablar de "El cuervo" y cree que fue un capricho aislado, una una pausa lírica, dentro de su cuentística. Ella, el total de su creación poética, completan su obra literaria.
A sus cuentos llamamos: ¡Perfectos! De su poesía podemos decir que tiene profundidad y belleza: acaso, ¿hay otros elementos --dejando de lado lo técnico-- que hacen que tal o cual poesía perdure? Para conocerla sólo hay que encontrarse con ella. Hoy comparto una de sus primeras creaciones en verso.


PAÍS DE HADAS

Oscuros valles y tenebrosos pantanos,
sombríos bosques,
cuyas formas no podemos adivinar
al impedirlo las lágrimas que caen por todas partes.
Enormes lunas que aparecen y desaparecen
una vez, y otra vez, y otra vez,
a cada momento en la noche
--siempre cambiando de lugar--
y oscurecen los rayos del lucero
con el aliento de sus pálidos rostros.
Alrededor de las doce por el reloj lunar
una un poco más nebulosa que las demás
(en un juicio,
decidieron que era la mejor)
desciende --abajo, más abajo--
con su centro sobre la corona
de la cumbre de una montaña,
mientras que su amplia circunferencia
de flotantes vestiduras cae
sobre aldeas, sobre pórticos,
donde quiera que estén
--sobre los lejanos bosques, sobre el mar--
sobre los espiritus alados,
sobre las cosas adormecidas,
y las envuelve completamente
en un laberinto de luz,
y entonces, ¡qué profunda! ¡oh, profunda!
es la pasión de su sueño.

Por la mañana se levantan
y su envoltura de luna
se eleva en los cielos,
con la tempestad cuando se sacuden,
como --casi como cualquier cosa--
un albatros amarillo.
No usan más esta luna
para el mismo fin que antes
--o sea a guisa de tienda--
lo cual encuentro extravagante:
sus partículas, de todas formas,
se disuelven y caen en cascada,
y aquellas mariposas,
de la Tierra, que buscan los cielos
y así bajan otra vez
(¡cosas nunca contentas!)
han traído algunas de ellas
en sus temblorosas alas.



Tomado de Poesía Completa, de Edgar A. Poe.
Ediciones 29. Barcelona, 2005. (Tercera edición).

sábado, 14 de enero de 2012

La Metáfora y el Arco.



LA METÁFORA Y EL ARCO

A Catalina Blanco Sturla, Catita,
queridísima e inolvidable tía.
In memoriam.



A qué de nosotros
despedimos
cuando decimos adiós a un querido

Qué se despide
de lo que somos,
devenido en lo que fuimos

Qué se nos confirma, insistiéndose

En las formas permanentes del cambio
--entre lo que perece y no--
hallamos lo esencial

Lo esencial:

ajeno a la roca,
cercano al clavel,
reconociéndose creatura,
suspirando ante los astros,
preguntando ante toda finitud

En el centro mismo
de toda metáfora del ser
que nos envía su flecha



Rafael Sturla
Reconquista, 10 de Enero del 2012

domingo, 8 de enero de 2012

"Juguetes". De Juan Gelman. "Porque qué haría la inocencia ahora que está armada".



JUGUETES

hoy compré una escopeta para mi hijo
hace ya tiempo que me la venía pidiendo
y comprendiendo mi hijo que no hay plata
que alcance
pero pidiéndola proponiendo los sitios de
la cocina de la pieza
donde recién traída la escopeta esperaba
que él saliera del sueño donde estaba
esperándola
para verla tocarla convertirla después en
otro sueño
no para matar bichos o pájaros o arruinar
las parades las plantitas
o bajar la luna de su sitio lunar
no para esas pequeñas cosas molestas mi
hijo quería su escopeta
y esta noche la traigo
y escribo para alertar al vecindario al
mundo en general
porque qué haría la inocencia ahora que
está armada
sino causar graves desórdenes como
espantar la muerte
sino matar sombras matar
a enemigos a cínicos amigos
defender la justicia
hacer la Revolución
y además compré una camita para mi hija
donde acostará a su muñeca cubriéndola
con el trapo amarillo
como esa noche que yo estaba por escribir
un poema
intentando apresar los rostros últimos del
bello amor humano
imperfecto como una madre
oscura
acercándome a ellos casi rodeando su aire
cálido como un fuego cara a cara a su fuego
oyéndolos temblar inasibles
y mi hija me tomó de la mano para
mostrarme la muñeca
que ella había abrigado en su cuna
tapándole los ojos pintados con un pedazo
de papel para que pueda dormir
y le besó la frente
le dijo que descanse
y yo volví a la mesa y en silencio guardé
mis papeles vacíos



Tomado de "Cólera buey" (1971) de Juan Gelman.
Editorial La Página S.A. Buenos Aires, 2011