sábado, 29 de agosto de 2009

A 15 años de la muerte del Polaco Goyeneche: "como un pájaro sin luz"

Había nacido en Urdinarrain, Entre Ríos,
un 29 de enero de 1926.
Vivió su vida como pudo y fue, entre otras cosas,
chofer de colectivo.
Vivía en el 3100 de Melián, en el barrio de Saavedra.
Vivía la vida y un día el espejo le dijo "comenzá de nuevo".

Y la vida le devolvió su vida real: ser cantor de tangos.

Los escenarios que recibían su arte
latían en dolorosa y agradecida felicidad.

Y se metió la piel de la ciudad bajo su piel.

Y en su garganta estaban los sonidos reos del puerto
y sus colores de mil pueblos, vestidos de melancolía,
de búsqueda del amor, de gratitud.

Se fue a cantar tangos a otros, celestes, lares
un 27 de agosto de 1994.

Yo no sé su nombre del documento,
me interesa que sea El Polaco Goyeneche.

Yo no soy tanguero,
pero
si se dar las gracias a los artistas
que me rompen al alma y me arrancan lágrimas.

Por eso flaco, "garganta con arena",
los naranjos siguen estando "en flor",
y los "mareaos" rumbean la sombras
de las callecitas adoquinadas de tu Buenos Aires.

¡Mil gracías, Polaco Goyeneche, mil gracias compadre del alma!

lunes, 24 de agosto de 2009

Jorge Luis Borges: a 110 años de su nacimiento


UN SÁBADO

UN HOMBRE ciego en una casa hueca
Fatiga ciertos limitados rumbos
Y toca las paredes que se alargan
Y el cristal de las puertas interiores
Y los ásperos lomos de los libros
Vedados a su amor y la apagada
Platería que fue de sus mayores
Y los grifos del agua y las molduras
Y unas vagas monedas y la llave
Está solo y no hay nadie en el espejo.
Ir y venir. La mano roza el borde
Del primer anaquel. Sin proponérselo,
Se ha tendido en la cama solitaria
Y siente que los actos que ejecuta
Interminablemente en su crepúsculo
Obedecen a un juego que no entiende
Y que dirige un dios indescifrable.
En voz alta repite y cadenciosa
Fragmentos de los clásicos y ensaya
Variaciones de verbos y epítetos
Y bien o mal escribe este poema.


(De Historia de la noche, en Jorge Luis Borges, Obra Completa.
Emecé Editores. Buenos Aires, 1992)

lunes, 17 de agosto de 2009

Un saludo agradecido a Leonardo Favio, un mayúsculo director de cine argentino

No hace falta mencionar los recientes cinco premios Cóndor de Plata a su Aniceto, su versión en clave musical de su propio film de los sesenta, para decir que es un grande: poético, inteligente y valiente: baste ésto para pintarlo. Por su peronismo visceral y confeso y más allá de eso es uno de nuestros imprescindibles hombres de nuestra cultura. ¡Felicitaciones a Favio!