sábado, 17 de marzo de 2012

"Las tumbas", de Enrique Medina. O de la niñez asilada en la "escuela de la delincuencia"...



Qué sería de la literatura sin algunos nombres, sin algunas obras, sin los cuales la cultura --leída o no-- y una época estaría incompleta. Pienso en Lope de Vega, en Dickens, en Proust, en Dostoievski, en Flaubert, en Wilde, en Verne, en Kafka, en Herman Broch, hablando de la novelística europea. En el plano de nuestro Contienente --Norte y Sur-- pienso en Melville, en Hiller, en Poe, en Faulkner, en Steimberg; pienso en Carlos Fuentes, en Octavio Paz, en Cesar Vallejo, en Neruda, en vargas Llosa, en Galeano.
Qué sería de nuestra literatura, la argentina, sin Sarmiento, sin Echevería, sin José Hernández, sin Arlt, sin Borges, sin Marechal, sin Sabato, sin Cortázar.

Hablo de autores y de títulos que dieron cuenta de una época, de una cultura, de unos hombres en sus circunstancias ficcionales que recrearon y dieron forma a un modo de ver la vida , un modo de situarse ante la historia, las leyes, los hombres, el destino, su propia finitud, la muerte, etc.

La literatura local sería incompleta sin "El matadero", sin "Facundo", sin "Martín Fierro", sin la trilogía arltiana, sin "Adán Buenosayres", sin "Rayuela", sin algunos cuentos del gran Borges y de Horacio Quiroga, sin Girondo, sin Juanele Ortiz, sin la obra de David Viñas, sin los contundentes títulos de Rodolfo Walsh.
(Claro que la mía es una mirada parcial, que responde a mis gustos y a mí formación, es cierto, también, que el presente no es un listado de autores y obras a
considerar).

Esto ocurre con LAS TUMBAS, de ENRIQUE MEDINA, que ahora, al cumplirse 40 años de su edición, Galerna reedita: y en buena hora, ya que su obra --con más de 25 novelas publicadas, algunas traducidas a varias lenguas-- está siendo revalorada y recibiendo la merecida apreciación tanto tiempo negada por ciertos críticos. (Una obra prolífica entre los que distingo, aquí, la novela "Gatica", sobre la que Leonardo Favio rodó su homónimo excelente film, y los cuentos feroces de "Desde un mundo civilizado").
Profusamente elogiada por David Viñas y Rodolfo Walsh y bien recibida por la crítica esta novela, publicada en julio de 1972, da cuenta de las perversiones intramuros, de los abusos --en connivencia con una burocracia institucional "funcional-- que recaen sobre los niños y menores asilados en orfanatos, reformatorios: Institutos, etc. Serie institucional estatal que "contiene" y "reforma" a los menores con problemas pero que en realidad termina siendo una escuela de la delincuencia.

Una historia perturbadora, sin conceciones, sin un final feliz: un verdadero cross ficcional a la mandíbula (para seguir con esta figura arltiana digo que LAS TUMBAS toma de la trilogía de ARLT todos los seres monstruosos y los pone en una función estatal de "reeducación" de menores "desviados", sólo que estos monstruos tienen como único plan de revolución el sacar pequeñas y miserables ventajas cotidianas que les da su cuota de poder en los internados oficiales. Aplicando sus fuerzas para lograr la sujeción, dominación y delación: convertirlos en tarados funcionales a su sistema punitivo y "aleccionador"...)

Medina la escribió a principios de los setenta pero el perverso mundo asilar --que sólo respeta sus leyes no escritas-- que recrea sigue siendo el mismo: por eso se la continúa leyendo.

1 comentario:

  1. muy bueno. pasa por http://comprenderescriticar.blogspot.com.ar/2011/12/enrique-medina-y-la-realidad.html saludos!

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