¡Qué vivan estas bellas criaturas que adornan el cielo y los árboles!
Ellas nada saben de nuestra rapacidad como género humano.
Están en su paraíso y nada saben de nosotros.
Pero presienten que algo sucede:
Cada vez huele más raro el aire y es más caliente
Cada vez hay menos árboles donde posarse
Cada vez más el agua sabe a nada
¡Qué vivan los pájaros en el Paraíso que a nosotros nos es ajeno!
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