Fui niño, luego puber, y adolescente en Resistencia: ¡Qué lindo nombre! Ésa, tal vez, fue mi manera de resistencia a mi soledad: leer historietas argentinas. Así es que esas fueron mis primeras lecturas, que se convirtieron en lecturas permanentes. De revistas como El Tony, Intérvalo, Fantasía, también Patoruzú e Isidoro Cañones, entre otras, extraía las lecturas de esas historias en cuadritos en blanco y negro, aglunas, y en colores otras. Muchísimas horas de esos años míos pasados con la compañía de esos tesoros que me llevaban a otros lugares y me ayudaban a vivir otra vidas.
Recuerdo con cariño el nombres de esas criaturas que me abrieron la imaginación: Kabul de Bengala, Nippur de Lagash, Jackaroe, Pepe Sánchez, Harry White, Pehuén Curá, Hilario Corvalán, Cabo Savino. También recuerdo, menos, al Corto Maltés, de Hugo Pratt.
La Editorial Columbia era la que nos proveía de esas revistas mensuales, verdaderos tesoros para los niños-púberes-adolescentes que hacíamos de la lectura una forma de entretenimiento, de evasión, de resistencia.
Este Día de la Historieta Argentina se celebra en el aniversario del nacimiento de El Eternauta, la creación de Solano López y H.G.Oesterheld: una creación de acá que se sigue editando en distintas naciones europeas, y que continúa sumando nuevos lectores que se ponen del lado de Juan Falbo, el héroe que lucha en una Buenos Aires invadida por alienígenas.
Yo, Rafael Sturla, comencé de niño leyendo estas historietas maravillosas: creo que fueron la fuente donde el joven que fui abrevó su necesidad de lecturas y donde basó su decisión por el mundo de la narrativa: la necesidad de leer buenas historias (y también la necesidad de escribir novelas que otros puedan leer).
A todos esos creadores que alimentaron mi infancia les doy las ¡Muchas gracias por tanto pan para el alma!
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