En tu diario escribiste tantas dolorosas palabras. La más profunda --porque te implicaba en toda tu circunstancia-- afirmaste: "Yo soy la devastación".
Un lejano 13 de julio de 1954 te diste a volar. Hoy te menciono aquí. Estás en mi corazón y en mi alma. Estás. Te llevo conmigo. Somos familia.
¡Un grandísimo abrazo celeste para ti, hermana Frida!
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