viernes, 2 de septiembre de 2011

René Char (1907-1988). "La realidad sin la energía dislocadora de la poesía, ¿en qué queda?"



Siendo muy joven René Char ya tenía un modo propio de decir su poesía, y la singular profundidad como para interesar al medio intelectual y poético de su país, promediando la década del treinta. Así se codea muy pronto con los Surrealistas, de tal modo que firma con ellos el Segundo Manifiesto del grupo, de quienes se alejaría más tarde siguiendo los caminos, el camino, que le indicaba su poética. También precozmente llama la atención a poetas ya consagrados, Paul Eluard, y al menos, a dos filósofos, Sartre, primero, y Camus, después, (fue éste que en 1957 se refirió a Char como, "nuestro mayor poeta vivo").
Bastaría esto para interesar... a los que no conocen su obra, pero no quiero pasar por alto su actitud, su posicionarse, en momento críticos de sus coterráneos y de su tiempo. Char combinó Arte y Vida: continuaba viviendo su vida de Poeta y tomaba parte de la Resistencia activa en los tiempos del Gobierno de Vichy, durante la Francia ocupada por los alemanes, (años más tarde lo hizo merecedor de los Premios más altos que da su país).
Comparto aquí tres poemas, pertenecientes a los años que van de 1952 a 1960, con la intención de acercar su voz a los que no la conocen y y tener por los mismos una aproximación a este Poeta que es definido como un "humanista", término que es, a priori, muy amplio, incluso vago. Se dice que su obra es "hermética", sin embargo yo lo veo como hermético abierto, diferente a "hermetismo-estecista-videntista" de Francis Pongé o del "hermetismo cerrado" de Paul Celan (el encomillado es mío). Escribí "hermético abierto" y quiero decir con esto que esa condición --alimentada por cierto fraseo... fragmentado... como una poema breve dentro del poema total-- se hace menos ardua o más asequible si la abordamos teniendo en cuenta su dialéctica interna...
Basta ya de estas especulaciones y escuchemos la voz de René Char.

SOBRE UNA NOCHE SIN ORNAMENTO.
(De "La biblioteca está en llamas y otros poemas").

Mirar cómo matan a golpes a la noche;
seguir bastándonos en ella.

En la noche, poeta, drama y naturaleza son uno,
pero en ascensión y aspirándose.

La noche trae alimento, el sol afina la porción alimentada.

En la noche se detienen nuestros aprendizajes dispuestos
para servir a otro, después de nosotros.
¡Fértil es el frescor de esta guardiana!

Ataca el infinito pero una nube salva.

La noche se adhiere a cualquier solicitud de vida
dispuesta a acabar en primavera
a volar con tempestad.

La noche se colorea de herrumbre
cuando consiente en entreabrirnos las rejas de sus jardines.

Para la mirada de la noche viva,
el sueño no esa veces sino un liquen espectral.

No había que encender el corazón de la noche.
Era menester que lo oscuro prevaleciese
allí donde se cincela el rocío de la mañana.

La noche solamente se sucede a sí misma.
La atalaya solar no es sino
una concesión interesada de la noche.

De la reconducción de nuestro misterio
se cuida la noche; el aseo de los elegidos,
es la noche quien lleva a cabo.

La noche despabila a nuestro pasado de hombre,
inclina su psiqué ante el presente,
pone indecisión en nuestro futuro.

Me colmaré de una tierra celeste.

Noche plenaria en la que el sueño descortés
ya no parpadea, presérvame vivo aquello que amo.

O-------o-----o---

CAEMOS
(De "Por encima del viento").

Mi brevedad sin cadenas.

Besos de apoyo. Tus parcelas dispersas
constituyen de pronto un cuerpo sin mirada.

¡Oh avalancha mía a redropelo!

Totalmente ligada.

Como una cena en el viento.

Totalmente ligada. Devuelta al aire.

Como un camino enrojecido en la roca. Un animal esquivo.

Confundidas la profundidad de la impaciencia
y la paciencia vertical.

La danza volteada. El belicoso látigo.

Tus límpidos ojos agrandados.

Esas ligeras palabras inmortales nunca enlutadas.

Hiedra en su puesto silencioso.

Fronda a la que se acercaba el mar. Contrarraya del día.

Abaja más tu pesantez.

La muerte nos golpea con el revés de su horca.
Hasta que una mañana sobria aparece en nosotros.

O-------o-----o---

EROS SUSPENDIDO
(De "Por encima del viento").

La noche había completado la mitad de su recorrido. En ese mismo instante el enjambre de los cielos iba a caber enteramente en mi mirada. Te vi, primera y única, hembra divina en las revueltas esferas. Desgarré tu vestidura de infinito: desnuda te restituí a mi suelo. El humus móvil de la tierra llegó a todas partes.
Volamos, dicen tus criadas, por el espacio cruel --mientras canta mi trompeta roja.

O-------o-----o---

NOTA.Tomado de La palabra en archipiélago, de René Char.
Ediciones Hiperión. Madrid, 2007.

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