sábado, 24 de marzo de 2012

"Ciencias morales" o de una pedagogía del miedo para la dominación.



"El Proceso instaló en el país
el miedo y la muerte".

León Rozitchner



El Golpe militar de 1976 instaló el miedo en la sociedad. Tenía con qué: el poder de sus armas y su obscena ostentación, su tradición golpista, y miedo a los "rojos apátridas, subersivos y terroristas". Sobre este trasfondo es que no tuvo oposición en la población. A muy poco de quedarse con el Poder la Junta tuvo sus voceros y los medios de comunicación para difundir una campaña, masiva y sostenida, con el miedo como eje: miedo a los violentos, miedos a los que querían quedarse con el país, con sus riquezas, miedo a los valores que atentaban contra los valores ocidentales y cristianos...
En 2007, después de publicar "DOS VECES JUNIO" (2002) novela que avanza, en el ascéptico tono, la indiferencia, la neutralidad del personaje --un soldado argentino durante la Dictadura-- que cuenta en primera persona el relato central compuesto por las actividades de su jefe inmediato, y después de su excelente tesis, "NARRAR A SAN MARTÍN" (2005) MARTÍN KOHAN dio a conocer otro destacable título, "CIENCIAS MORALES", donde recrea el lugar, la función del miedo: una sútil presencia cotidiana que achataba la vida en sociedad: ¿una sociedad resignada a los atropellos --por llamarlo así, sin entrar en profundas consideraciones que exceden este espacio y esta nota-- por imperio del miedo? Una época argentina donde la sociedad tiene la boca callada: en la que el individuo atomizado se multiplica y replica por ese miedo que lo lleva a recluirse en sus cosas, cocentrarse en sus problemas: hacer su vida, en suma.
"CIENCIAS MORALES" reúne, en el espacio del Colegio Nacional, a María Teresa, una joven preceptora, los alumnos --a quienes se dirigen todos los esfuerzos para formarlos en "disciplina y obediencia" (encomillado mío) para los valores cristianos-- y al señor Biasutto, el jefe de los preceptores. Entre ambos, la joven y su jefe, queda establecido una relación de poder, que no deja lugar a inútiles gestos de rebeldía tampoco a ambiguos amagues de quejas... Una asimétrica relación de poder. No es una historia de "ofendidos y humillados": es un relato de temerosos y acallados que agachan la cabeza y hacen la vista gorda. Resumiendo: el señor Biasutto ordena a la joven María Teresa que cumpla su rol de preceptora y vigile al alumnado --futuros dirigentes del país-- y le informe de cualquier desviación de los mismos. Miedo, hostigamiento, acoso, de todo tipo, miserias varias y delación son los ingredientes de esa relación enfermiza.

El espacio del Colegio Nacional, institución dadora de valores, espacio privilegiado que simboliza la Institución del Poder Central: que vigila y castiga, que castiga para enderezar, que pena toda desviación malsana...

"CIENCIAS MORALES", que le valió a KOHAN el Premio Herralde de Novela, es otra incursión del autor en nuestra historia reciente: la de los años de plomo de la Dictadura de Videla y compañía.

Es la novela que decido recomedar en esta fecha: 24 de Marzo del 2012.


NOTA: tomado de Ciencias morales, de Martín Kohan.
Editorial Anagrama. Barcelona, 2007. Colección Narrativas hispánicas.

sábado, 17 de marzo de 2012

"Las tumbas", de Enrique Medina. O de la niñez asilada en la "escuela de la delincuencia"...



Qué sería de la literatura sin algunos nombres, sin algunas obras, sin los cuales la cultura --leída o no-- y una época estaría incompleta. Pienso en Lope de Vega, en Dickens, en Proust, en Dostoievski, en Flaubert, en Wilde, en Verne, en Kafka, en Herman Broch, hablando de la novelística europea. En el plano de nuestro Contienente --Norte y Sur-- pienso en Melville, en Hiller, en Poe, en Faulkner, en Steimberg; pienso en Carlos Fuentes, en Octavio Paz, en Cesar Vallejo, en Neruda, en vargas Llosa, en Galeano.
Qué sería de nuestra literatura, la argentina, sin Sarmiento, sin Echevería, sin José Hernández, sin Arlt, sin Borges, sin Marechal, sin Sabato, sin Cortázar.

Hablo de autores y de títulos que dieron cuenta de una época, de una cultura, de unos hombres en sus circunstancias ficcionales que recrearon y dieron forma a un modo de ver la vida , un modo de situarse ante la historia, las leyes, los hombres, el destino, su propia finitud, la muerte, etc.

La literatura local sería incompleta sin "El matadero", sin "Facundo", sin "Martín Fierro", sin la trilogía arltiana, sin "Adán Buenosayres", sin "Rayuela", sin algunos cuentos del gran Borges y de Horacio Quiroga, sin Girondo, sin Juanele Ortiz, sin la obra de David Viñas, sin los contundentes títulos de Rodolfo Walsh.
(Claro que la mía es una mirada parcial, que responde a mis gustos y a mí formación, es cierto, también, que el presente no es un listado de autores y obras a
considerar).

Esto ocurre con LAS TUMBAS, de ENRIQUE MEDINA, que ahora, al cumplirse 40 años de su edición, Galerna reedita: y en buena hora, ya que su obra --con más de 25 novelas publicadas, algunas traducidas a varias lenguas-- está siendo revalorada y recibiendo la merecida apreciación tanto tiempo negada por ciertos críticos. (Una obra prolífica entre los que distingo, aquí, la novela "Gatica", sobre la que Leonardo Favio rodó su homónimo excelente film, y los cuentos feroces de "Desde un mundo civilizado").
Profusamente elogiada por David Viñas y Rodolfo Walsh y bien recibida por la crítica esta novela, publicada en julio de 1972, da cuenta de las perversiones intramuros, de los abusos --en connivencia con una burocracia institucional "funcional-- que recaen sobre los niños y menores asilados en orfanatos, reformatorios: Institutos, etc. Serie institucional estatal que "contiene" y "reforma" a los menores con problemas pero que en realidad termina siendo una escuela de la delincuencia.

Una historia perturbadora, sin conceciones, sin un final feliz: un verdadero cross ficcional a la mandíbula (para seguir con esta figura arltiana digo que LAS TUMBAS toma de la trilogía de ARLT todos los seres monstruosos y los pone en una función estatal de "reeducación" de menores "desviados", sólo que estos monstruos tienen como único plan de revolución el sacar pequeñas y miserables ventajas cotidianas que les da su cuota de poder en los internados oficiales. Aplicando sus fuerzas para lograr la sujeción, dominación y delación: convertirlos en tarados funcionales a su sistema punitivo y "aleccionador"...)

Medina la escribió a principios de los setenta pero el perverso mundo asilar --que sólo respeta sus leyes no escritas-- que recrea sigue siendo el mismo: por eso se la continúa leyendo.