Cada nuevo film de Jarmusch extiende una obra cinematográfica exquisita y reconocible en su sello personal; por nombrar sólo algunos de sus títulos, Una noche en la tierra, Host Dog (El camino del samurai), Flores robadas: una manera de contar cada historia que lo hace reconocible incluso hasta en la música que elige. Mientras la maquinaria capitalista del Hollywood fabrica peliculitas con muchos millones de dólares y demasiados efectos deslumbrantes (lo que la gente "quiere ver"...), Jarmusch se dedica a contar historias personales, que uno las ve y quiere, cada tanto, volverlas a ver para disfrutarlas.
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