A una semana de mudarme
a este bohemio barrio
de San Telmo
ya abrí todas las cajas
con mis muchos libros
y les di un orden
(pero no tengo lugar
para mis muchas
y necesarias revistas)
de otras cajas saqué
toda mi poca ropa
y las colgué
de los rincones de esas cajas
rascaté los pequeños objetos,
pequeñas vidas simbólicas,
cargadas de lo que ponemos en ellos
y los dispuse en un orden secreto
me trajeron el amplio sommier,
lo completé con flamantes sábanas
y un bella colcha repujada portuguesa
Dispuse este nuevo espacio mío
con mis criterios estéticos
compré libros de Tabucchi,
de Paul Auster, de Aristófanes,
y uno de futbol, de Osvaldo Bayer
también sumé a mi música
un cd del Chango Spasiuk,
con la bella poesía de Pinandy
Tengo este nuevo espacio -rentado-
para vivir con un poco de contentamiento
¡pronto retomaré la escritura de mi
nueva novela, Donde la ciudad duele!
Pero todo esto que luce bien y amable
está vacío de nombre de mujer
ésta es una hermosa ciudad
y culta
y grande
y cómoda
¡Una Buenos Aires grande y cómoda
para dormirse en soledad y ya no despertarse...!
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