domingo, 17 de abril de 2011

Palabras de Bukowski.



EL CAPITÁN SALIÓ A COMER Y LOS MARINEROS TOMARON EL BARCO, publicado tras su muerte, es un diario que llevó, más o menos regularmente, en los últimos meses de su vida; del mismo tomo este registro que muestra a un Bukowski reflexivo, que puede sorprender a algún distraído... ¿Es que acaso, aún en sus relatos "más bajos y desagradables", no se encontraba un verdadero escritor, un profundo observador de la naturaleza humana?


23/06/92 12.34 h.

Es probable que que haya escrito más y mejor durante los 2 últimos años que en ninguna otra época de mi vida. Es como si después de 5 décadas de hacerlo me hubiera acercado más a hacerlo de verdad. Y sin embargo, en los 2 últimos meses he empezado a sentir cierto cansancio. El cansancio es prinicipalmente físico, pero también tiene algo de espiritual. Puede que me esté preparando para el declive final. Es un pensamiento horrible, por supuesto. El ideal era continuar hasta el momento de mi muerte, no desvanecerme. En 1989 superé una tuberculosis. Este año he sufrido una operación en un ojo que todavía no se ha resuelto. Y tengo dolores en la pierna, el tobillo, el pie. Pequeñas cosas. Cánceres de piel, aquí y allá. La muerte mordisqueándome los talones, avisándome. Soy un viejo chocho, eso es todo. Bueno, no pude matarme bebiendo. Estuve a punto, pero no lo hice. Ahora me toca vivir con lo que me queda.
Bueno, hace 3 noches que no escribo. ¿Debo volverme loco? Hasta en mis momentos más bajos siento el burbujeo de las palabras dentro de mí, preparándose. No estoy en un concurso. Nunca quise fama ni dinero. Quería poner la palabra en la página como yo quería, eso es todo. Y tenía que poner las palabras en la página o me sentía superado. Las palabras no como algo precioso, sino como algo necesario.
Sin embargo, cuando empiezo a dudar de mi capacidad para trabajar con la palabra, simplemente leo a otro escritor y entonces sé que no tengo motivos para preocuparme. No compito más que que contra mí mismo: para hacerlo bien, con potencia y fuerza y fruición y riesgo. De lo contrario, es mejor olvidarse.
Te preparas para escritor haciendo las cosas instintivas que te alimentan a tí y a la palabra, que te protegen de la muerte en la vida. Para cada uno es diferente. Y para cada uno cambia. Hubo un tiempo en que para mí significaba beber mucho, beber hasta la locura. Me ayudaba a afilar la palabra, a sacarla. Y necesitaba peligro. Necesitaba meterme en situaciones peligrosas. Con hombres. Con mujeres. Con automóviles. Con el juego. Con el hambre. Con lo que fuera. Alimentaba la palabra. Me pasé décadas así. Ahora ha cambiado. Lo que necesito ahora es más sutil, más invisible. Es una sensación que está en el aire. Palabras pronunciadas, palabras oídas. Cosas vistas. Sigo necesitando unos tragos. pero ahora me van los matices y las sombras. Cosas de las que apenas soy consciente me alimentan con palabras. Eso es bueno. Ahora escribo un tipo de mierda diferente. Algunos se han fijado.
"Has trascendido", es lo que más me dicen.
Soy consciente de lo que perciben. Yo también lo siento. Las palabras se han hecho más sencillas pero más cálidas, más oscuras. Me alimento de fuentes nuevas. Estar cerca de la muerte te da energías. Tengo todas las ventajas. Pero puedo ver y sentir cosas que a los jóvenes se les ocultan. He pasado del poder de la juventud al poder de la edad. No habrá declive. No. Y ahora, si me perdonáis, me tengo que ir a la cama, es la una menos cinco de la mañana. Parloteando toda la noche. Reíos mientras podáis...


CHARLES BUKOWSKI.
En, EL CAPITÁN SALIÓ A COMER Y LOS MARINEROS TOMARON EL BARCO.
Editorial Anagrama. Barcelona, 2007

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