viernes, 19 de agosto de 2011

UN CABALLO ROJO, FURIOSAMENTE ROJO. (Un capítulo de la novela en la que estoy trabajando).



BREVE INTRODUCCIÓN.
Son los oscuros años del Proceso. Edgardo C. Castró, personaje de mi segunda novela --"UNA TERCERA NOVELA ANTES DE MI PROPIO FIN", 2009-- ha sido detenido, secuestrado y se halla en una celda, solo; intuye que es el edificio --que ha dibujado mentalmente y apoyándose en los recuerdos de sus pasos por largos pasillos y niveles diferentes-- de la ESMA, pero no puede afirmarlo. Está solo allí, la celda de su propio cuerpo, y para no enloquecer escribe, escribe en hojas de papel que alguien se lo pasa por debajo de la puerta. Ha perdido noción del tiempo y todo contacto con el afuera. Está solo y se inventa la compañía de Rebeca, Rebequita, una perra colincha, petisa, de pelo atigrado y ojos saltones, que hará de testigo de su rumiar y girar en círculos para no entumecerse y será, también, su confidente e interlocutora. Escribe, porque es escritor, y porque allí es lo único que puede hacer: y es, también, lo que lo puede salvar de la locura del silencio: el silencio de su celda, empotrada en un edificio que, intuye enorme, y del silencio de su propio pensar, devariar, preguntarse... Escribe, como puede hacerlo un hombre maduro, que ha sido --a través de los meses y años-- largamente torturado en largas sesiones de tormento. Escribe como puede...


UN CABALLO ROJO, FURIOSAMENTE ROJO.

"Ninguna creación es inocente. A ver: si en un tapiz recreás un paisaje, con árboles cerca de un arroyo, con pájaros, delante de unas suaves colinas, entonces estás mostrando sólo eso. Ahora, si a ese paisaje le agregás un caballo rojo, furiosamente rojo... entonces estás creando y ahí aparece, puede aparecer el signo... aparecen los interrogantes, los intérpretes, los que califican, los que censuran, los que te pueden decir, ¡NO!.
Si pintás una bandera, una celeste y blanca, doblada a los pies de un caballo con piernas ortopédicas... entonces aparece el signo, aparece el conflicto, aparecen los que pueden decirte, ¡NO!
Si dibujás un avioncito, en un vuelo nocturno (sabés que acá se escuchan rumores semejantes) y arrojando personas dopadas al río... ¡Entonces en un par de horas más tarde podés ser "boleta"...!!!
Ningún arte es inocente... Hablo de Arte y de Creación: no de destreza técnica para copiar un modelo, reproducir un paisaje.
Si yo me diese, Rebequita, a malgastar papel y te dibujase sonriendo con los dientes celeste y blancos pero con manchitas de un podrido amarillo marrón de la nicotina... entonces estaría tentándolos a Ellos: ¡si lo vieran me darían "máquina" aquí mismo!
Por mí... ya estoy acostumbrado... ¡Me han dado tanta biaba! Pero no me gustaría que Ellos me torturen delante de vos, Rebequita. ¡Pobrecita!, te podría qudar una gran angustia y un tormento permanente en el alma y no sería justo que una pequeña criatura como vos sufra por estos desalmados milicos.
Escuchame bien Rebequita: ninguno de Ellos, ninguno de estos malditos uniformados con rosario al cuello, ninguno de Ellos valen lo que vos, ¡Ninguno!
Si Ellos me escucharan hablándote dirían que estoy haciendo arte oral ¡"degenerado"!
Aquí adentro tenemos que cuidarnos, Rebeca, cuidarnos y mucho. Cuidarnos y resistir, para salir los dos y juntos, de este lugar, cuando sus puertas , porque algún día tendrá que pasar.. cuando sus puertas se abran a la calle... y se abran para nosotros"



ROSARIO, 20 de agosto del 2011


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