No, no estoy de viaje; tampoco voy a ningún lado. Pasa que esta noche quiero pasarla sola y fuera de casa. Sé que allí, en casa y en la cuadra, todo es estruendo humano. ¿Por qué tengo que aplaudir los ruidos innecesarios y los pequeños fuegos que vuelan sobre los techos? Esta fecha de "nochebuena", como ellos, mis vecinos, la llaman, quiero pasarla retirada de mi lugar diario y quiero también estar a salvo de la segura insistencia de ellos para que me sume a su mesa, atiborrada de manjares y de copas frías, a la gritona y sorda charla en la que se gesticula y se dan por sobrentendidas cosas que ni se sugieren siquiera. Me gustan los niños, pero, ¿por qué tengo que celebrar que ellos den vuelta la casa y corran del comedor al patio del fondo y de allí al cuarto de uno de ellos para mostrarles, por enésima vez, la espada mágica que usó el Príncipe Amrum para saltear el castillo del Rey que se vendió al ejército del Mal? Mis vecinos no entienden y se repiten año tras año: para las fiestas de diciembre me invitan a que la pase con ellos, que "no me quede sola en una noche como ésta". ¡Es tan fácil entender que una quiera estar sola en medio de tanto bullicio! Pero ellos no entienden.Lo decidí en tres segundos; busqué el bolso marrón del fondo del placard y cargué unas pocas cosas que podría necesitar en estas 24 horas que estaré en este hotel de las afueras. Traje, claro, un libro para que me acompañe. En estas mesas de reunión, celebración y alegría desparramada no hay belleza, sólo hay una oportunidad para acompañarse y eso está muy bien.
En esta noche sólo hay magia para los niños: para los adultos hay serenidad...para aquellos que se le animen y se permitan estarlo en esa región en el que el despojamiento hasta de uno mismo es un don tan, tan, tan...inasible a las palabras.
Mañana regresaré a casa y bien de noche para evitar que mis vecinos me vean y me hagan preguntas obvias. Seguramente ellos seguirán sin entender...
Esta noche en esta despojada habitación de hotel.
En esta noche la luna está tan distante y también las estrellas.
En esta noche sólo mi libro, mi corazón y yo: lo que sé de mí. Punto.
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