"Es raro que un negrito argentino, nacido en el Chaco, tenga algo que ver con el jazz. Mi familia era de músicos: papá y mi hermano mayor, de 18 años, tocaban la guitarra; los cuatro más chicos bailábamos. Era un show. Zapateábamos malambos, chacareras, firmezas. Todos cantábamos". Dijo, humilde, en 1975: pero ya hacía muchos años que era, y es, considerado como uno de los mejores guitarristas en la historia del jazz. Actualmente estoy escuchando UN POQUITO DE SWING: una recopilación de 42 temas, a lo largo de 2 horas, en que se despliega el virtuosismo de este guitarrista vernáculo y se convierte en una amable, alegre y deliciosa compañía.
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