Nosotros, los hombres negros,
cavábamos, cavábamos, y cavábamos.
Nuestras mujeres
nos llamaban al final del día
y subíamos, esperando volver pronto.
Por la noche, nosotros,
los hombres negros,
soñábamos que el pozo nos llamaba,
Y cavábamos, cavábamos, cavábamos.
Como si pudiéramos, al fin,
llegar a algún lugar.
Nosotros.
Los hombres de abajo.
Los hombres de la tierra.
Nosotros.
NOTA: La obra que ilustra este poema es de Oswaldo Guayasamin, artista expresionista, (Quito, Ecuador, 1919-1999).
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