sábado, 11 de junio de 2011

De A para X, o del amor en tiempos de quebrantos y atrocidades



JOHN BERGER, (Londres, 1926), es un Intelectual, versátil y humanista: crítico de Arte, artista plástico, dibujante, poeta, ensayista, (Cada vez que decimos adiós, Mirar, El tamaño de una bolsa, etc), novelista, (Un pintor de hoy, Hacia la Boda, G, etc). Como intelectual y novelista combinó la imaginación y la mirada "sociológica"... para crear su obra mayor, a juicio mío, que es su trilogía llamada De sus fatigas, y que está conformada por Puerca tierra (1990), Una vez en Europa (1991), y Lila y Flag (1993). Trilogía que le sirve para dar cuenta de los cambios que se dieron en el mundo rural, donde tierra y gentes son abandonadas por parte del Estado: gente que deja sus tierras y se van hacia las grandes ciudades, atraídas por las "ventajas" de la modernidad en ellas, y empujadas por el desaliento del abandono mencionado. Circunstancias que tienen al menos dos consecuencias: hacinamiento y más pobreza en las grandes ciudades, y la compra por parte de multinacionales de esas
propiedades que pertenecían por generaciones a esa familias, ahora disgregadas.

De A para X, es, como lo dice en el subtítulo, una "Historia en cartas". Xavier, encarcelado, que escribe a Aida, son su únicos personajes: entre ambos esas cartas, escritas desde el encierro por él, y desde la "libertad" por ella en circunstancias en que todas las necesidades básicas apenas son satisfechas, en medio de privaciones, persecuciones y amenazas diarias, constantes, van y vienen y dan cuenta de las distintas realidades de uno y otro lado. El narrador de reserva ciertos datos, pero es fácil imaginarse que la ciudad de ambos, la que los vio nacer y por la cual están atravesando ese presente, es Palestina: el pequeño, pero no débil, Pueblo al que el poderoso Israel le ha quitado sus tierras y su paz. Una historia de amor en cartas, por las que los amantes se aman en palabras --desde el presente ensombrecido-- y se trasmiten la esperanza por el mañana.
Harold Pinter, el fallecido dramaturgo, uno de los grandes del siglo XX y ganador del Nobel, dijo, "De A para X es uno de los libros más conmovedores que he leído en muchos años. Berger pone de manifiesto que por viles que sean los ejércitos que nos oprimen, el amor y el espíritu humano son indestructibles".
He leído algunas críticas que la tildan de "panfletaria"... para mí es otro valioso y título que da más belleza y coherencia a la invalorable obras de este --para mí-- el único inglés querible: JOHN BERGER.
Comparto aquí una de esas cartas, (de ella para él), entre esos dos amantes que tienen en ellas el secreto vínculo que los unen estando separados.

"Mi soplete:

En una esquina de la explanada, donde se amontonan los neumáticos usados, hay un rosal. Pegado al eucalipto. El rosal ha echado un brote que medirá unos cinco metros y ahora trepa por el tronco del árbol buscando la luz para florecer. ¡Cinco metros! ¡Ciento treinta espinas! Las conté. Para contarlas tuve que levantar el renuevo de vez en cuando, y me pinché en el brazo un par de veces. No sé porqué quería contarlas. Puede que porque quería hablarte de la determinación de la rosa. Ciento treinta espinas.
Tú y yo estamos entre dos generaciones. La primera la constituye la hermandad de quienes se hallaban muy próximos a nosotros y murieron o fueron asesinados. Muchos de ellos a una edad más temprana que la que tenemos ahora tú y yo. Nos esperan con los brazos abiertos.
La segunda es la hermandad de los jóvenes, para quienes somos un ejemplo. La vida que hemos elegido vivir los anima. Con los brazos abiertos, nos mandan que sigamos adelante...
Nos encontramos entre las dos. ¡Ojalá, guapo mío, estuviéramos el uno en los brazos del otro!
¿Es algo que hice hace mucho tiempo? ¿O es algo que quería hacer y todavía no he hecho? Igual da. El caso es que en algún momento pensé en poner mi mano en una carta, dibujar su contorno y enviártela. Un poco después de cuando fuera que lo pensara, me topé con un libro en que enseñaban a dibujar manos y lo abrí y lo vi página a página. Decidí comprármelo. Se parecía a la historia de nuestra vida. Todas las historias son también historias de manos, manos que agarran, que sopesan, que señalan, que unen, que amasan, que enhebran, que acarician; manos abandonadas en el sueño, manos que cortan, que comen, que limpian, que tocan música, que rascan, que asen, que pelan, que se aferran, que aprietan un gatillo, que se cruzan. En cada página del libro hay un delicado dibujo de manos, ejecutando una acción específica. Te voy a copiar una.
Te estoy escribiendo.

Y me miro las manos, que quieren tocarte, y me parecen obsoletas, porque hace tanto que no te acarician.

Tu Aida".


NOTA. Tomado de De A para X, de John Berger.
Alfaguara. Buenos Aires, 2009.

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